La actividad física moderada con regularidad es una de las acciones más sencillas para mejorar la salud y mantenerse sano.
El Día Mundial de la Actividad Física se celebra cada 6 de abril con el objetivo de promover los beneficios del ejercicio y lograr que las personas tomen conciencia acerca de los peligros del sedentarismo y el 7 de Abril es el Día Mundial de la Salud, instituido para sensibilizar a la población y generar acciones que favorezcan su mayor y mejor acceso en todo el mundo.
Salud, la mayor prioridad
La Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve la salud física y mental de las personas y hace hincapié en la necesidad de que todos los países establezcan sistemas que tengan, como fin, ayudar a prevenirla, conservarla o restituirla, comprometiéndose para mejorar sus sistemas y aumentar las inversiones en salud pública.
La OMS define a la salud como un estado completo de bienestar físico, mental y social y, no solamente, la ausencia de afecciones o enfermedades. De este modo, más allá de patologías, la salud abarca diversos factores que intervienen en la calidad de vida de cada uno.
Moverse es salud
El cuerpo humano es complejo y cada órgano tiene una función definida. Para su buen funcionamiento y bienestar es conveniente tener una buena y completa alimentación. La nutrición es fundamental y, para ello, debemos consumir muchas frutas y verduras, cereales, pocas grasas y productos de origen animal de manera regular.
La OMS define a la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos con el consiguiente consumo de energía. Incluye las actividades realizadas al trabajar, jugar, las tareas domésticas y las actividades recreativas. No debe confundirse con “ejercicio”, una subcategoría de la actividad física que tiene, como objetivo, mejorar o mantener uno o más componentes del estado físico.
Vida plena y ejercicio físico
La actividad física regular ofrece beneficios que mejoran la calidad de vida. Entre otros:
- Ayuda a combatir la ansiedad, la depresión y el estrés.
- Mejora la capacidad para conciliar el sueño.
- Ofrece mayor energía para las actividades diarias.
- Optimiza el funcionamiento de las articulaciones.
- Provee una manera sencilla para compartir actividades con amigos y familiares mejorando aspectos sociales.
- Contribuye en la pérdida de peso.
- Aumenta la resistencia a la fatiga e incrementa la capacidad para el trabajo físico y mental.
- Tonifica los músculos e incrementa su fuerza.
Beneficios psicológicos
Los beneficios psicológicos también son numerosos. Moverse mejora el estado de ánimo y disminuye el riesgo de padecer estrés, ansiedad y depresión, aumenta la autoestima y proporciona bienestar, ya que se produce liberación de endorfinas que favorecen el “sentirse bien” después del ejercicio, aumenta y fortalece la autoconfianza, mejora la imagen de uno mismo contribuyendo al establecimiento de una relación positiva con el propio cuerpo y mejora la calidad del sueño, disminuyendo el insomnio.
A nivel social, aumenta la autonomía y la integración, interviene en la prevención, control y abandono de comportamientos perjudiciales para la salud y ayuda a desarrollar un estilo de vida basado en el compromiso, la perseverancia, el optimismo y la cooperación.
Factores que intervienen en el estado de salud
Los dos principales factores que intervienen en el estado de salud de una persona son las características genéticas y el estilo de vida. La mayor parte de las enfermedades tienen una base genética, pero el estilo de vida es el factor que determina qué patología puede desarrollar en el transcurso de los años. Las conductas que representan un peligro para la conservación de la salud se consideran factores de riesgo. Dos de los principales son el sedentarismo y la alimentación inadecuada.
Las personas físicamente activas disfrutan de una mayor calidad de vida porque padecen menos limitaciones. Mejorando nuestro estilo de vida, se reducen los riesgos de enfermedades cardiovasculares y cáncer, las principales causas de mortalidad en la humanidad.
Un estilo de vida saludable y sin estrés es fundamental para evitar muchas enfermedades. Las medicinas alivian las enfermedades pero, siempre, es mejor prevenirlas.
La actividad física regular y en niveles adecuados mejora el estado muscular y cardiorrespiratorio, la salud ósea y funcional, reduce el riesgo de hipertensión, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular, diabetes, cáncer de mama y colon, depresión, reduce el riesgo de caídas y de fracturas vertebrales o de cadera y es fundamental para el equilibrio energético y el control de peso.
La alimentación previa a la actividad física debe basarse en alimentos ricos en hidratos de carbono y bajos en grasas y proteínas. Esto impedirá retardar el vaciamiento gástrico, desviar el flujo sanguíneo de los músculos al estómago y evitar malestar estomacal.